huele a destierro
a desecho
No hay voces
sólo crujidos
efervescencias
crepitación de recuerdos
como si fuesen enjambres de moscas proyectiles
apuntando hacia el centro de la sala
No hay murmullos
No uno con mi nombre
No el olor a leche quemándose en la hornalla
No el sabor a mate compartido
no el azúcar
mucho menos la dulzura
Y yo no sé si soy
ésta que estoy
o si es la ausencia de mí que sigue estando aquí
sobre este hueco
en la casa